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La próxima crisis, que es la consecuencia del colapso demográfico en el mundo desarrollado, es inevitable y será más devastadora que la de 2008. En los próximos diez años, la población nativa en el 80% de los países del G20 se verá reducida. Ya en 2020 su población en edad de trabajar comenzará a menguar. Pero en Gefira no nos vamos a lamentar relamiéndonos las heridas. Simplemente, nos limitamos a señalar los factores que llevarán al próximo desastre financiero, social y económico que destruirá Europa Occidental como una sociedad próspera y coherente tal y como hoy la conocemos. A sabiendas de que Occidente y el noreste de Asia han dejado de crecer demográficamente, las elites financieras confían en que la economía mundial sea sostenida por el rápido crecimiento poblacional de África y el sureste asiático. Sin embargo, no hay evidencias históricas que sostengan esa teoría. Al contrario, esas esperanzas se depositaron una vez en la India como supuesto sustituto de China a nivel económico, pero el tiempo ha demostrado que India no ha podido acercarse remotamente a China en lo que a crecimiento y desarrollo económico se refiere.
El declive demográfico es real e imparable
Tanto el Sur de Asia y Rusia como Occidente se están enfrentando a un declive demográfico sin precedentes con consecuencias como el envejecimiento poblacional, la reducción de la mano de obra y la debilidad de los mercados de consumo. Los países del Este de Asia, al contrario que los de Europa Occidental, no planean llenar sus territorios de inmigrantes. La nueva coalición alemana está dispuesta a aceptar 220.000 refugiados del Tercer Mundo cada año. 1 Esta cifra está muy por debajo de lo que se necesitaría para resolver la difícil situación que sufren los más pobres del mundo, pero es suficiente para reemplazar a los nativos alemanes y, en consecuencia, cambiarle la cara al país. Estos números parecen pequeños a simple vista, pero es suficiente compararlos con el número de nacimientos cada año, que se sitúa en 559.000 (niños de madre alemana) 2 para ver cómo de grande va a ser la transformación. Además, las tasas de fertilidad de los inmigrantes de primera generación son mucho más altas que las de los nativos alemanes: en torno al 50% del crecimiento positivo (nacimientos más migraciones) corresponde a no nativos.
El equipo de Gefira aportará este año un análisis detallado. Cada año, Alemania recibirá más inmigrantes que nacimientos se registran en países como Holanda, Rumanía o Portugal. Es especialmente destacable que el SPD esté a favor de esta política, incluso a sabiendas de que sus votantes, las clases más bajas, serán quienes más sufran las consecuencias de ese plan perverso.
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